martes, 20 de marzo de 2012

TULIPANES

3 comentarios:

Meme dijo...

TULIPANES

Son demasiado emotivos los tulipanes, aquí es invierno.
Fíjate: todo blanco, todo en silencio, nevado todo.
Estoy aprendiendo paz, yaciendo a solas, en silencio
como yace la noche contra esos muros blancos, este lecho, estas manos.
No soy nadie; no tengo nada que ver con explosiones.
He dado a las enfermeras mi nombre, mi ropa de diario
y al anestesista mi historia, mi cuerpo a los cirujanos.
Encajaron mi cabeza, apuntalándola, entre la almohada y el borde de la sábana
como un ojo entre dos párpados blancos que no quieren cerrarse.
Pupila estúpida, quiere verlo todo. Las enfermeras
pasan y pasan, ésas no me preocupan, pasan
como gaviotas tierra adentro bajo sus gorros blancos,
moviendo las manos, la una idéntica a la otra,
por eso no consigo contar cuántas son.

Mi cuerpo es para ellas un guijarro, lo cuidan como el agua
cuida a las piedras que cubre, suavizándolas dulcemente.
Me traen torpor en sus agujas relucientes, me traen sueño.
Y ahora que me perdí a mí misma, me siento harta de equipajes:
mi maletín de cuero como una cajita negra de píldoras,
mi marido, mi hijo, me sonríen desde la foto familiar; sus sonrisas me punzan la piel,
ganchitos sonrientes.

Dejo pasar las cosas, un mercante de treinta años,
se ase tercamente a mi nombre y dirección.
Me han fregado hasta dejarme libre de amantes contactos.
Asustada, desnuda, sobre el carricoche almohadillado de plástico verde
veo mi juego de té, mis cajones de lienzo, mis libros
desaparecer en la lejanía, y el agua me cubre la cabeza.
Monja soy ahora, nunca sentíme tan pura.

No quiero ya flores, solamente quería yacer con las manos
vueltas hacia arriba, sentirme del todo vacía.
Qué libre me siento, no sabes cuán libre me siento:
la paz es tan vasta que me deslumbra, nada
pide: un letrero, unas pocas futesas.
Eso es lo que [acatan] finalmente los muertos: y ahora imagínalos
cerrando en torno a ello la boca, cual hostias.

Los tulipanes resultan demasiado rojos, me hieren.
Incluso a través del papel que los cubre, percibo su hálito
levísimo, a través de envoltorios albos, como un niño travieso.
Su rojez con mi herida conversa, se cartea. Sutiles
son: parecen flotar, aunque su peso me hunde,
me inquietan sus súbitas lenguas, sus colores, son doce
plomadas purpúreas en torno a mi cuello.

Antes nadie me observaba y ahora me observan.
Los tulipanes se me acercan, tras de mí la ventana
donde la luz lentamente se abre y se cierra un día tras otro,
y heme aquí: plana, absurda, cual sombra de papel recortado
entre el ojo del sol y los ojos de los tulipanes,
carezco de rostro, he querido borrarme a mí misma.
Los tulipanes vívidos devoran mi oxígeno.

Antes de que llegaran estaba el aire bastante tranquilo,
venía, se iba, aliento tras aliento, todo sin gritos.
Y entonces llenaron, ruidosos, el aire, los tulipanes.
Ahora los rodean remolinos y rocas submarinas los mismo que el río
se enturbia y enrosca rodeando una máquina honda y mohosa.
Distraen mi atención, eso es bueno, jugando,
reposando sin nada que les comprometa.

Las paredes también me parecen estar calentándose.
Los tulipanes debieran estar enjaulados cual tigres salvajes;
abren su boca como grandes gatos africanos,
y yo entonces me siento el corazón: abre y cierra su cuenco
de rosadas rosas del solo amor que me tiene.
El agua que gusto es caliente y salada como agua marina,
y viene de un país tan lejano como mi salud.

Sylvia Plath

Un abrazo

Victoria dijo...

Hola Ana. Preciosos tulipanes con ellos traes la primavera, con ese colorido tan alegre,Un cariñoso saludo

lurdes dijo...

Pasa por mi blog te he dejado una sorpresa.Un abrazo